Nació el 3 de febrero de 1929 en
Bogotá. Sus padres, el médico Calixto Torres Umaña e Isabel Restrepo Gaviria provenían
de acomodadas familias de la burguesía liberal. Sus padres lo llevaron a Europa
cuando apenas tenía dos años. Regresó al país en 1934. Tres años después, en
1937, la pareja se separó, quedando Camilo y su hermano Fernando al lado de la
madre. Expulsado, por sus críticas contra los profesores del tradicional
Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario, terminó su bachillerato en el
Liceo de Cervantes en 1946.
Ingresó a la Facultad de Derecho en
la Universidad Nacional de Colombia, pero sólo estudió allí el primer semestre,
influenciado por las ideas sociales de dos sacerdotes franceses dominicos a
quienes conoció por medio del padre de su novia. La idea de convertirse en
sacerdote comenzó a calar en Camilo y para tomar esta decisión se retiró a meditarlo
en los llanos orientales. Camilo ingresó al Seminario Conciliar de Bogotá donde
permaneció siete años, tiempo durante el cual comenzó a interesarse por las
realidades sociales.
La pobreza y la injusticia social
atrajeron su atención y al lado de su condiscípulo Gustavo Pérez creó un
círculo de estudios sociales, que funcionó aún después de que Torres fue
ordenado sacerdote en 1954 a cargo de Jonatan Gómez.
En 1955, con el propósito de
especializarse, Torres viajó a Bélgica, para estudiar unos años más en la
Universidad Católica de Lovaina. Funda con un grupo de estudiantes colombianos
de la universidad el ECISE (Equipo Colombiano de Investigación Socioeconómica)
y entró en contacto con la Democracia Cristiana, el movimiento sindical
cristiano y los grupos de resistencia argelina en París. Funda las secciones de
Bogotá, París y Londres del ECISE.
En 1958, la universidad belga le
otorgó el título de sociólogo. Su tesis doctoral, Una aproximación estadística
a la realidad socioeconómica de Bogotá, obra pionera en sociología urbana de
América Latina, fue publicada en 1987 con el título de La proletarización de
Bogotá.
En 1959, cuando regresó a Colombia se
sintió obligado a apoyar activamente la causa por los pobres y la clase
trabajadora. Ese año fue nombrado capellán auxiliar de la Universidad Nacional
de Colombia, en Bogotá. Se vincula al departamento de Sociología de la facultad
de Ciencias Económicas en calidad de profesor. Es miembro fundador y presidente
del Movimiento Universitario de Promoción Comunal (MUNIPROC). Realiza, junto
con profesores y estudiantes, programas de acción comunal en barrios populares
de Bogotá.
En 1960, participa junto con Orlando
Fals Borda, Carlos Escalante, Eduardo Umaña Luna, María Cristina Salazar, Darío
Botero Uribe, Virginia Gutiérrez de Pineda y Tomás Ducay, entre otros, en la
fundación de la primera facultad de Sociología de América Latina (hoy
departamento) de la Universidad Nacional, en la cual ejerció la cátedra
académica como profesor además de capellán de la institución.
En 1962 es miembro del comité técnico
de la reforma agraria fundado por el INCORA (Instituto Colombiano de la Reforma
Agraria). Cumpliendo orden del cardenal Luis Concha Córdoba, renuncia a todas
sus actividades en la Universidad Nacional.
En 1963, preside el primer Congreso
Nacional de Sociología que se celebra en Bogotá y presenta el estudio “La
violencia y los cambios socio-culturales en las áreas rurales colombianas”.
Luego de renunciar a su trabajo como
profesor y sacerdote, disolver el Frente Unido y enrolarse a la guerrilla,
participó en ella como un miembro de bajo rango y proveyó asistencia espiritual
e ideológica desde un punto de vista marxista-cristiano. Murió en su primera
experiencia en combate, cuando el ELN emboscó una patrulla militar colombiana.
Luego de su muerte, Camilo Torres se convirtió en un mártir oficial del ELN.
Torres murió el 15 de febrero de 1966
en Patio Cemento, tras combates con tropas de la Quinta Brigada de Bucaramanga,
dirigida por el coronel Álvaro Valencia Tovar. El ejército ocultó el cadáver en
un estratégico lugar separado de las demás fosas comunes y el lugar no fue
revelado al público.
Pensamiento político
Camilo formó parte de una iglesia
contestataria internacional que se desarrolla en la década de 1960, convirtiéndose
en una de sus figuras principales. El cristianismo bien entendido suponía, para
Camilo, la creación de una sociedad justa e igualitaria. Esto lo tradujo como
la obligación de hacer una profunda revolución, que despojara del poder a los
ricos y explotadores (la oligarquía), para darle paso a una sociedad
socialista.
Los principales planteamientos de
Camilo Torres pueden sintetizarse en las siguientes ideas en torno a la
situación nacional: para transformar el país y lograr el bienestar de la clase
popular es necesario liberar al país del imperialismo norteamericano y de la
oligarquía que sirve a sus intereses; es necesaria la fusión, la movilización y
la vinculación de los sectores pobres de la población a la lucha por la
construcción de un nuevo Estado. Por esto, debe generarse la unidad del
movimiento revolucionario y opositor, aglutinando a las masas oprimidas del
país; debe tenerse la convicción de llevar la lucha hasta el final afrontando
todas las consecuencias; y por último, los cristianos no solamente tienen la
posibilidad de participar en la revolución, sino que tienen la obligación de
hacerlo (“el deber de todo cristiano es ser revolucionario, y el deber de todo
revolucionario es hacer la revolución”).
Otro elemento fundamental en el pensamiento
de Camilo lo constituyó su esfuerzo por conciliar el cristianismo con el
marxismo, impulsando un nuevo tipo de sociedad de carácter socialista y
cristiano, basado en la justa distribución de la riqueza. “Los marxistas luchan
por la nueva sociedad, y nosotros, los cristianos, deberíamos estar luchando a
su lado”.
Todo este proceso debe ser
desarrollado, como lo plantea Camilo, a partir de la acción popular, combinando
la actividad política con la militar, y llevando a cabo labores políticas y
organizativas a partir de las bases, es decir, en estrecha relación con el
pueblo.
La formación del pensamiento político
de Camilo estuvo marcada por varias etapas. En primer lugar, tuvo una formación
cristiana católica, pero siempre estando vinculado a la realidad social, y a la
situación de pobreza de la población colombiana. Posteriormente viajó a Europa
donde se formó como sociólogo, pero también donde hizo contacto con el mundo
socialista y el movimiento obrero.
A su regreso a Colombia, Camilo se
planteó complementar sus esfuerzos por el bienestar de los pobres con la
actividad científica e investigativa, a partir de sus conocimientos de
sociología. En este sentido, desarrolló proyectos de acción social y
comunitaria, en los que puso el saber sociológico al servicio de los sectores
pobres.
Pero sus labores fueron truncadas y
entorpecidas por la burocracia gubernamental y el régimen político, factor por
el cual Camilo pasó a participar en el campo político, oponiéndose al sistema
del Frente Nacional (1958-1974) en el que los partidos tradicionales, el
liberal y el conservador, se repartirían el poder milimétricamente, excluyendo
a los demás sectores políticos. En esta perspectiva, Camilo gestó e impulsó el
“Frente Unido del pueblo”, en el que buscaba aglutinar a todas las fuerzas
políticas revolucionarias y de oposición en torno a la “Plataforma del Frente
Unido”, que constaba de diez puntos, los cuales hacían referencia a: reforma
agraria, reforma urbana, planificación, política tributaria, política
monetaria, nacionalizaciones, relaciones internacionales, salud, familia y
fuerzas armadas.
La incapacidad de lograr cambios
auténticos y profundos por medios pacíficos y legales, llevó a Camilo a
plantearse la necesidad de la lucha armada como medio para el establecimiento
de un nuevo estado y una nueva sociedad, de carácter socialista. Por ello se
vinculó al ELN, donde esperaba alcanzar la realización de la revolución en
Colombia, hasta que cayó muerto en su primer combate.
Su ejemplo inspiró a movimientos de
sectores cristianos como el grupo “Golconda”, o el caso chileno de “Sacerdotes
para el socialismo”, impulsor del ascenso de Salvador Allende, y a
personalidades como el padre Ernesto Cardenal, participante de la rebelión
sandinista en Nicaragua, y en general, a las comunidades eclesiales de base,
que conformaron una nueva iglesia latinoamericana comprometida con el cambio
revolucionario, originándose la corriente conocida como la “teología de la
liberación”.
Igualmente, el ejemplo de Camilo fue
retomado por sacerdotes comprometidos que se vincularon a la lucha armada, como
los casos de los españoles Domingo Laín y Manuel Pérez, que morirían
combatiendo con el ELN. (Pérez llegó a ser comandante político de la
organización, hasta que murió por una enfermedad en 1998).
Hoy en día, su ejemplo se mantiene en
la lucha revolucionaria que mantiene el Ejército de Liberación Nacional desde
hace 38 años, y su pensamiento perdura en estudiantes, obreros y campesinos de
toda Colombia y América Latina.
Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Camilo_Torres_Restrepo
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